El diseño sonoro y su atmósfera – PARTE III

a sound music mixer with control panel

Es peculiar ya que los fondos no son meros tapetes extensos de sonido, sino texturas minuciosas, mundos que vibran, mundos que suenan. El diseño de sonido es creado del movimiento. Por ello, los fondos imaginan dinámicas ordinarias, son plazas donde se pudiesen imaginar distintos resúmenes delicados, sonidos pequeños de prontitudes que acontecen pero no se ven. Conjeturar los fondos, contextos evasivos, sonidos ayudantes, capas subliminales, microsonidos que franquean despistados, es atrayente ya que crea textura. 

Eso es bastante atrayente ya que esboza la labor del diseñador de sonido como un animador de situaciones, como artista de movimiento, delineante de acontecimientos, nociones de algún contexto que, si bien ilusoria, funciona de entorno en la película misma. Por eso, los fondos no pueden comprenderlos como meras masas que están atrás como un incesante homogéneo, sino todo lo contrario, como una red de contingencias donde el más pequeño detalle auxilia a la heterogeneidad de la textura. Los fondos no son una masa de sonidos sino el axioma del espacio de la película como tal. Estribará siempre del contexto en el cual colocar los eventos, la efectividad de los mismos.

Eso es debido a la idea del diseño sonoro no se asienta en que haya objetos que deban sonar, sino que la edificación directamente o evasiva de mundo envuelve sonidos que tienen o no sentirse y estarán siempre conversando del mundo, causando el contexto ideal. Los fondos, si algo deben de ser, son creadores de mundo, voceros de la realidad del movimiento, anunciadores de un único mensaje: El que reza que la película está viva. Los sonidos no están sólo para dialogar con elementos sensuales, narrativos o apasionados, sino para crear esos elementos, solicitarlos, elaborarlos, suponerlos, imaginarlos, pronunciarlos.

No es por ello el fondo sino el ambiente, no es entonces el sonido del fondo, sino el sonido del contorno, el sonido surround, holofónico, que cubre todo el campo. Eso lo logra a su vez no local, libre, consiguiendo surgir de diversas maneras en múltiples perspectivas. La atmósfera por ello sería el aglomerado de efectos sonoros que investigan concretar el estado apasionado, descriptivo, territorial, climático, espacial de explícito ambiente en la obra, sumando todas las aludidas categorías en pro de concebir una emprendedora que en última momento no es sino una tarea de la escucha, un adiestramiento que el creador ha de ejecutar para pensar el fondo como algo que pudiese estar al frente, dado que el diseño sonoro concretamente sería el arte de luchar con las dos perspectivas, indagando ante todo la efectividad narrativa.

Por eso entonces se ha de estar atentos a los contextos y a sus respectivas capas: Qué suena de lo que se ve, qué ámbito que hay alrededor de lo que se puede apreciar, qué logra aguantar el sonido que no lo haga el contexto de lo visual o conceptual. Asimismo de imaginar capas amplias que aguanten lo que pasa en la escena, es atrayente jugar con detalles, variaciones, imaginar el fondo como una estructura material que crea una atmósfera en la clarividencia y experiencia de la obra. Así las películas no son universos concretos en una pantalla que exhibe una realidad en la que repiquetean cosas, sino contextos concretos por cosas que suenan, cualesquiera que corresponden a lo que se consigue exhibir de manera visual.