Las imágenes que suenan y los sonidos que se ven PARTE II

Es así, como el proyectista ha de oír los sonidos de una manera tal que le deje imaginar diversas opciones de los objetos en correspondencia a sus viables contrapartes de otra escala. Una hoja en la escala de un héroe pequeño, no repiquetea a lo que suena una hoja para un personaje de una escala más magna. La verdad es que, en ese caso el film conlleva a oír objetos que regularmente se aprecian y suenan pequeños, como si vivieran a la escala de vosotros. Por ello los grillos, que regularmente tañerían tenuemente al brincar, para Arrietty repiquetean más fuerte. Igual con las cosas que se controlan, los espacios que reside. Y lo atrayente es que asimismo se dan líneas de tiempo en el film donde los agentes primordiales son los personajes de escala estándar, por ello la constante encrucijada de apariencias y técnicas de escucha es de por sí interesante.

Los sonidos mudos

Usualmente la industria, los colegios y una que otra tradición del trabajo con el audio sintieran el ignorar que el cine se trata de ilusionismo, de nuevos contextos, de amplificación bucólico. No son solo estructuras de letras, sino contextos apasionados. Es un residir alucinado, un pacto ficcional, un vínculo automático con la fuente de diversas de las más acreditadas ideas y traducciones del mundo. El cine no es un pasatiempo, es un choque con lo real en sus tantas caras. Los filmes os tocan hondamente, os transmutan. Son conectores críticos, esbozos de un universo en todo sentido de su palabra. Es por ello que quizá el arte en corriente se situaría como elemento universal en cláusulas de la contingencia que los otros semblantes de la realidad, poseen para irradiar en lo artístico.

Crear sonido por eso no es situar sonidos que trabajen según un esquema establecido por valores de un impar modo de escucha. Determinar sonidos y diseñar hermosísimos efectos es bastante interesante, pero sin el aspecto psicológico profundo, sería realmente aburrido, fundamentalmente porque los sonidos no os expresarían nada. Lo atrayente pasa necesariamente en lo que se puede lograr desde esta concepción psicológica de lo trazado, donde la escucha, tanto en la invisibilidad como en la visibilidad, se vuelve un espacio donde el sonido se halla en toda su fuerza.

Los efectos, plugins, decisiones de combinaciones, edición, composición, integración, equilibrio, etc. Todo eso que se haga con el sonido, tiene que estar encaminado por la composición de la escucha, a través de su invisibilidad. El sonido del cine comienza en el momento que empieza el cine. Jamás ha habido cine sin sonido, comenta Walter Murch, ya que siempre, aun cuando no hay pistas sonoras, el sonido está maniobrando, como una alegoría visual. Es debido a que la escucha no se frena, no se apaga, no depende del oído. Es espiritual. Todo el tiempo está apelando a la idea que se ambiciona trasferir, el ámbito que se requiera crear, la atmósfera, la sensación, el espíritu; da igual el nombre.

Regresemos con Arrietty, a otro acto que irradia esos juegos de aparición y desvanecimiento de valores dentro de la imagen y el sonido, que lográn ayudar o no a la formación de contextos que funden la historia en cuanto tal. Uno de los pequeños posee a la acción de coger un cubo de azúcar, que para su familia tiene una dimensión de un gran pastel, dada la escala.

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