La codificación y calidad de audio en su «loudness war»

En el transcurso de mayo y junio Nugen Audio ha conservado abiertamente una campaña de encuesta encaminada a la comunidad audio, sobre el streaming y diversos de sus efectos sobre las producciones. Se repasaran más que sus resultados, sus incógnitas. Cinco eran las cuestiones diseñadas, respondidas por personas que se declaran contiguas a la producción audio. Las orígenes variados, desde decenas de países, pero no se trata de una encuesta científica. Con todo, para más de uno las réplicas e inclusive las propias preguntas logran resultar atractivas.

Siendo parte del desarrollo del consumo de música en streaming, ya sea en plataformas audio o vídeo, que está alcanzando a cotas enormes. Los esfuerzos de tantas producciones audio concentradas en formatos y productos que no son los supremamente seleccionados por el consumidor final, ¿esos nos alejan del control de los resultados que alcanzan al oyente? Esa quizá es en resumen la misión de la encuesta materializada en las siguientes preguntas:

1) ¿Tiene el streaming al final de la ofensiva del volumen?

Las plataformas de streaming piden o emplean normas precisas con relación a los niveles, asignando estándares sobre la sonoridad, que no sólo precisan cotas máximas, sino márgenes codiciados que deben de respetarse, con discrepancias en ocupación del tipo de contenidos (música, locución). ¿Dará esto sitio al desvanecimiento de la “loudness war”? Un 60% señala que es algo que cabe esperar, pero un 40% protege que la presión por perseguir las exuberancias en la compresión de la dinámica seguirán.

2) ¿Perjudica la normativización de niveles a cómo puede oír nuestras producciones?

Allí hay mucho más consentimiento, con un 86% de síes. Ante ese paisaje en el que hay conciencia en el aprecio al resultado, posiblemente tendría sentido empezar a inquietarse más por cómo se escucharán las grabaciones en esas plataformas y con esas normas de normalización empleadas, más que continuar en el limbo de unos formatos que ya no son los de la ingesta mayoritario.

3) ¿Os preocupa que las plataformas de esos servicios logren degradar vuestro audio con sus sistemas de simbolización?

Asimismo un consenso esperable: si se quejan de la codificación MP3, cómo no hacerlo de sistemas de compresión fuese de vuestro control y que constantemente con significantes pérdidas, como los que emplean distintas de esas plataformas. Así las cosas el 80% de síes no extraña. Casi resulta más llamativo el que esté un 11% que protege el que sí pueden anticipar y manejar el impacto de los sistemas de codificación.

4) ¿Confían en que la música alcanzará a los oyentes tal como lo pretenden?

Casi un 70% de noes, resultado clara de las dos respuestas viejas, centralizadas en los efectos de la codificación y de la normalización sobre vuestra ostentosa producción.

5) ¿Cómo se clasificaría vuestro conocimiento sobre la normalización de niveles?

Sólo un 1,2% que declara desconocedor, y un 30% en el procedimiento de aprendizaje, el cual se reparte con los otros entre los que declaran conocimiento capaz para sus labores y conocimientos grandes/completos.