CDs vs Vinil

No es un secreto para nadie, la existencia de un debate de uso entre aquellos que opinan que el vinilo suena mejor que el CD y aquellos que opinan lo contrario. Cierto grupo de personas piensan que escuchar música grabada en un disco de vinilo es poco más que un “postureo” o una forma de llamar la atención. Como el proceso de grabado en un CD solo se basa en un programador digital y una pasta blanca, se ha decidido explicar el proceso al que se ve expuesto un vinil y una serie de factores que lo componen:

Mayor distorsión armónica

Lo que siempre ocurre con cualquier soporte analógico, es que al registrarse audio, se origina una cierta distorsión. En el caso de la cinta, y suponiendo un perfecto calibrado de la misma, la mayor parte de esa distorsión proviene del achatamiento que sufre la señal al llegar a su codo de saturación magnética. Al comenzar la grabación, la cabeza comienza a magnetizar la cinta, pero llegado a un cierto punto, la relación entre la señal de audio entrante y la magnetización obtenida deja de ser lineal.

Este tipo de distorsión es provocada básicamente por un aumento de los armónicos impares, tendiendo una señal asemejada a una onda cuadrada. Al llegar a la zona problemática, la onda se registra correctamente, pero al sobrepasar un cierto umbral, comienza a sufrir un recorte cada vez más pronunciado.

Desviación espectral

El sonido del vinilo suele sufrir una pérdida en agudos. Durante el surcado, para proteger la cabeza surcadora, el técnico encargado filtra las frecuencias más agudas. Además, parece haber una pérdida gradual en los agudos, más suave, pero de mayor ancho de banda. Esta pérdida en los agudos provoca una sensación de sonido cálido y fácil de escuchar. No es necesario tener señal por encima de 12KHz para tener un sonido detallado y presente, y sin embargo, esta energía que ha sido reducida, causa molestia e incluso dolor, a aquellas personas que no son capaces de escuchar esas frecuencias.

Imagen estéreo

Esta tercera variable, puede justificar un mejor sonido al oído humano. Se trata del aumento hasta unos 55dBs del crosstalk en el vinilo. Refiriéndose a aquella porción del sonido que originalmente se encuentra solo en uno de los canales, el cual se duplica en el canal opuesto.

Cabe destacar que el cerebro no está acostumbrado a recibir el sonido únicamente a través de un oído, sino los dos. Si los dos oídos no reciben una señal coherente en ambos lados, se creará una sensación de mareo, incluso de dolor cuando se sobrepasa los niveles moderados.

Variables contraproducentes y efectos indeseables

  • El ruido superficial, a lo largo de todo el espectro, contiene mayor energía en la zona más baja.
  • Errores durante el surcado y el proceso de galvanoplastia que pueden llevar a apartar de los 70dBs de relación señal-ruido los cuales pueden llegarse a obtener en condiciones óptimas.
  • La calidad del material en sí también influye en el ruido, y es que el material empleado no es un PVC común, sino un co-polímero de PVC y acetato con aditivos, donde tanto el PVC como el acetato tienen proporciones moleculares bastante estrictas de cada monómero. Por regla general, cuanto peor sea el plástico, mayor será el ruido.
  • Las fluctuaciones de la velocidad, pues producen cambios de afinación.
  • Discos doblados, debido a las prisas durante el prensado.
  • Numerosos clicks que pueden ser debidos también a las prisas durante el prensado. Otras veces proviene del propio master, o incluso, de la propia manipulación.

Desequilibrio en la imagen estéreo: En conclusión, el soporte del vinilo se caracteriza físicamente por el sonido registrado en él, lo cual aleja el principio del hi-fi, que trata buscar la máxima fidelidad. Aquel sonido que se registre en él ya nunca sonará igual, y es que se verá afectado por ese toque personal que hace años era la única opción junto con las cassettes, pero hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, se puede evitar gracias al dominio digital.