Las capas del sonido PARTE VI

Las capas híbridas

Dentro del diseño sonoro no es solo una edición o afianzamiento de sonidos, ya que no radica sencillamente en controlar el sonido y elaborar efectos y es ante todo, mental, anímico si así se plantea. Ya que es dramática, inspiración, fábula, drama, realismo, narrativa, conmoción. Es rodear con el sonido. El cine alude a historias y el sonido es la columna del film, no se puede dejar de contar con él. Todo el tiempo dice, causa, está allí por diversas razones, así sea circunstancial. Lo sonoro no tiene que estar jamás desenlazado de lo que se pretende traspasar o crear, de la idea primordial de la obra, si bien es abierta e instintiva.

El desenredo sonoro no está en los términos del acto que pudiese haber en el film entre ámbitos sensoriales o conceptuales con relación al sonido, en este sentido el desacuerdo o desunión vivirían suplidos para atesorar la sonoridad. El desacuerdo o desenlace es ese que concretamente esta esa unión no posee coherencia, lógica, o sencillamente no obtiene potencia, no logra ser, se queda «silente de emoción» como diría Murch. Hay escenas que suenan flojas, débiles, vacías, sin aliento. Muchas veces no es porque falten sonidos, plugins, pistas o metodologías, sino porque simplemente falta una creciente reflexión y cuidado con proporción a la red de relaciones subyacente en los sonidos, así como en lo físico y en lo puramente mental.

El híbrido invariable es la cognición propia del diseño sonoro, ya que es la contingencia de pronunciar muchas capas de sonido para crear diversas capas de importancia. Se ha de especular que estas capas como organismos, que trabajan añadidos, conjuntamente; se despliegan como medios. Delinear el sonido es diseñar el orbe a raíz el sonido, es elaborar la sonoridad de lo que va a concluir siendo el universo de la obra. Esbozar en capas de sonido, es parecido a elaborar el mundo desde su más primitiva representación hasta la complicación de sus mezcladas relaciones.

Por eso, las capas psicológicas son esas que establecen el sonido, ya que en el tratado audiovisual lo sonoro no pretende de forma explícita el sonar, sino aludir, lograr hacer sentir, afectar. El sonido diseñado es puramente un lienzo psicológico, un drama infinito que ocurre en la pura utopía de la escucha, aún en las regiones donde no existe el sonido. Esta capacidad de lograr ser mental ocasiona que el sonido sea un factor realmente especial, que en el diseño sonoro se pudiese comprender  en distintas capas: emoción, significado, narración, alegoría, emblema, etcétera. Los resúmenes materiales a manejar y esas capas convenientes tendrán que estar todo el tiempo concretadas por tales valores. La afirmación de que el sonido es post, o que es mitad del film, junto a la otra mitad que es lo sensorial escasea en el sentido práctico.

Una verbigracia sugestiva lo indica Randy Thom en su trabajo con las dos películas animadas How To Train Your Dragon, donde diversos de los experimentos del sonido se hacían a raíz de normas emocionales, descripciones, etc. No existía todavía nada sensorial o visual, sino que era solo sonoro. Además, se le suma conjuntamente algo insuperable del contexto en la animación o los videojuegos, esto es, la realidad de conseguir hacer lo visual de otra forma, desde otro punto y con un control distinto sobre el escenario a delinearse.

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