Conociendo Zylia ZM-1, un micrófono esférico el cual separa instrumentos

La esfera Zylia ZM-1 y su aspecto de OVNI dan la palabra de algo que suena a ciencia ficción: ¿Logra un solo micrófono y desde un lugar fijo comportarse como si viviese apuntando a cualquier dirección especifica anhelada y seleccionable por una persona?  La tecnología de arrays microfónicos maneja distintos registros compatibles para lograr diseñar la respuesta final del contiguo indagando el resaltar eso que os importe escuchar/realzar. Separar fuentes u optimizar la eliminación de ruido ambiente son diversos de sus puntos.

Situar distintos micrófonos que le deja poseer algunas capturas de sonido, cada una de esas recibida en un explícito ángulo y retardo desde la fuente o fuentes que vivían sonando. Esa diversidad de capturas le deja ajustar la combinación de las señales del array para obtener que la respuesta del conjunto posea un ángulo de estreno más o menos extenso logrando que el resultado sea más “omnidireccional” o más “unidireccional”, algo que es bien acreditado en micros que ajustan dos captadores. Pero va mucho más allá cuando el número de síntesis del array se expande dejándole incluso que señale en una dirección u otra que puede ser distinta de la dirección a la que están respaldando los propios micrófonos en sí.

No se trata por tanto de poseer encerrados los 200 micrófonos en 200 direcciones diferentes, sino de poseer un más disminuido  juego de micrófonos, y luego de mezclar sus señales para obtener de forma virtual y crear esas 200 direcciones en las que “escuchar”.  Resumidamente ZM-1 posee 31 micrófonos y al grabar domina por tanto 31 pistas monofónicas. Una composición inteligente de esas 31 pistas (registradas a hasta 96kHz/24bit) es lo que Zylia hace para obtener sus trucos.

La magia trabaja prudentemente bien en esas excelsas asiduidades de las emisiones de microondas con sus cargadoras de Gigahertzios, pero es considerabilísimo más dificultoso de conseguir en vuestra para varias irrisorias bandas de “sólo” 20 kHz. Sí, serán sólo 20 kHz, pero en esos caben más de 10 octavas de camino, mientras que la banda total obstruida en una transmisión radio serían, en términos musicales, de poco más de unos “cents”, ni siquiera de un semitono. Y eso yace con dificultades propias que no le dejan emplear en audio sin más los algoritmos ya populares para arrays de antenas. Por eso el reto de ZM-1 es gigantesco.

Un poco bohemio hay que ser para animarse con ese tipo de innovaciones. Para remate, la solución franquea por utilizar la esfera en la grabación y subsiguientemente subir los resultados audio grabados a una nube desde la que vía web que se podrán emplear los algoritmos de separación que se brindan en ella y que así os restituya la versión “optimizada” de la captura de un cierto instrumento. Pero se trata de un producto nuevo que en breve brindará una campaña abierta a beta testers, así que las personas suertudas y selectas para esas pruebas lograrán gustar de su tecnología sin que lloren sus bolsillos.

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